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Tengu, Toriyama Sekien, ca. 1732 |
La dura voz continuo durante varios minutos, recorriendo una serie de invocaciones que no me resultaban familiares, mientras ella se sentaba perfectamente inmóvil con un largo rosario entre sus manos.
Súbitamente escuché algunas palabras que pude comprender. Una y otra vez la mujer llamaba a los daitengu y a los shōtengu, los tengu mayores y los tengu menores, al finalizar cada invocación, volviéndose hacia el bosque y dando palmadas con ambas manos.
Aventurandome a aproximarme a ella, le pregunté si aún había un buen número de tengu que encontrar en las montañas. Volvió su rostro hacia mi, un peculiar rostro oscuro como el de un anciano pájaro, con una expresión fiera pero distante y un par de extraordinariamente brillantes ojos, reluciendo intensamente como el acero.
'Si practicas gyō al igual que yo, tu también podrás verles', replicó abruptamente.
Le pregunté de nuevo, esta vez si el kami del gran árbol era muy poderoso.
'Pregúntale cualquier cosa que desees. El árbol tiene más de mil años de edad', replicó, y sin decir una palabra más ni mirar a su espalda, descendió con rapidez por la ladera de la montaña hasta que desapareció entre los oscuros verdes árboles y hojas amarillas.
Solo después de que se marchara recordé la creencia tradicional de que los tengu tenían ojos que relucían intensamente, y debido a ello, me di cuenta de cuan extraordinariamente la mujer parecía ella misma un tengu.
Blacker, Carmen. The Catalpa Bow: A Study of Shamanistic Practices in Japan, 1975. London: George Allen & Unwin, 2005.
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